Fernando Pessoa (Libro del Desasosiego (Fragmento))
Vivo de impresiones que no me pertenecen, perdulario de renuncias, otro en el modo como soy yo...
...Escribo un domingo, mañana alta de un día amplio de luz suave en que, sobre los tejados de la ciudad interrumpida, el azul del cielo siempre inédito encierra en el olvido la existencia misteriosa de los astros…
También en mí es domingo… También mi corazón va a la iglesia que no sabe dónde está, y va vestido con un traje de terciopelo de niño, con la cara colorada de las primeras impresiones
sonriendo sin ojos tristes por encima del cuello muy grande.
Escribo, triste, en mi cuarto tranquilo, solo como siempre he estado, solo como siempre estaré. Y pienso si mi voz, aparentemente tan poca cosa, no encarna la substancia de millares de voces, el hambre de decirse de millares de vidas, la paciencia de millones de almas sumisas como la mía, en el destino cotidiano, al sueño inútil, a la esperanza sin resquicios.
Soy los alrededores de una ciudad que no existe, el comentario prolijo a un libro que no se ha escrito. No soy nadie, nadie. No sé sentir, no sé pensar, no sé querer. Soy una figura de novela por escribir, que pasa aérea, y deshecha sin haber sido, entre los sueños de quien no supo completarme.