Ricardo Espinosa Pedraza (El Fin del Mundo en mi Espejo, en un Día Cualquiera)
ignoro cómo voy a seguir existiendo
con mis mejores 57 años
(los únicos que poseo)
que son testigos de una vida
vivida con fascinación
y sin miedo al afán ajeno
se me condena al silencio
a la inactividad y al abandono
sin escuchar siquiera
mi argumento más débil:
todavía respiro y puedo aportar
una sonrisa incomoda
mi lealtad eterna
varias ideas absurdas
un pensamiento aterrizado
la total correspondencia
entre mis pensamientos
y mis actos más impunes
la sabiduría instintiva de mi corazón
y mi total solidaridad
con las soledades y causas ajenas
(aunque se consideren perdidas)
de más están las palabras
los sueños incómodos
y las dudas metódicas
sobran mi alma presurosa
y las mil y una ilusiones olvidadas
que alguna vez dejé para mañana
me consta que no he muerto
pero el sabor a tierra húmeda
y a amargo gladiolo de exportación
no me permiten articular
una explicación coherente...
soy el mismo que viste
y calza y come
y caga
y ama y llora
sin esperanza
y ruega muy en vano
por un futuro incierto
que no es mío
ni es de nadie