Ricardo Espinosa Pedraza (Poema a ti mismo)
Ese desconocido que
despierta contigo
que comparte tu tiempo
y se ríe contigo
y de ti
al otro lado
del espejo
el que observa
resignado
la barriga
las nalgas exiguas
y las blancas estrías
mientras te bañas
y te cuestiona
por la palidez
preocupante
de tu cara
y tu barba
retorcida
el extraño que
a ratos no te quiere
y es el más
recalcitrante crítico
de tu eterna ingenuidad
o te aprecia demasiado
y no quiere que sufras
con la vecina
de alegre mirada
y sinuosa sonrisa
el que te palmea
la espalda cuando
en medio de la calle
te llega el primer
verso del poema
del día
o suelta una risotada
cuando tropiezas
y casi te das de trompa
contra el mundo
por ir pensando
en cualquier
asunto ya saldado
ese que te acompaña
en silencio extasiado
ante el mar azul transparente
y el sol rojo que se esconde
en el vientre del horizonte
o deja escapar
un suspiro sosegado
cuando de repente
la noche se ilumina con
una tranquila luna llena
el inoportuno que
pretende saber de
lo divino y lo humano
y expresa lo que apenas
empezabas a pensar
en cualquier charla de café
el que mide constante
aquello que te
atemoriza de la gente
y hace que te
acomplejes de tu
tímida candidez
ese que habita
en tu yo más profundo
y que el día menos
pensado estira su mano
y agarra la tuya
en cuanto estás
a punto de ahogarte
ese que respira
más acá de tu mirada
tu único amigo
apoyo y guía
el depositario de tu confianza
tu único amigo
apoyo y guía
el depositario de tu confianza
el que aplaude tus
pequeños triunfos
y te ayuda a levantarte
en las mañanas
ese que dicta
mientras tú escribes
ámalo siempre
acata la voz suya
que resuena
en tu interior
trata de conservar
ajenos a la envidia
su alma rebelde
y su espíritu de niño
pues cuando acabe tu camino
y el horizonte no sea más
irá contigo
de tu mano a la eternidad
de tu mano a la eternidad
riéndose contigo
y de ti