Thomas Bernhard (7 Poemas)




1.

Tras el sombrío bosque
quemo este fuego de mi alma
donde flamean la respiración de las ciudades
y los mirlos del miedo.
Con mis manos desnudas abato estas llamas
que ascienden por el aire hasta mi cerebro
y tiemblan en mi nombre.
Como nube pasa mi corazón
sobre los techos,
cerca de los ríos
hasta que yo, una lluvia tardía,
regrese en el otoño profundo.


2.

Dios escucha también mi plegaria
por la mañana en el trigal
donde el viento
reúne a los niños del mediodía
y donde los difuntos
descansan de sus cerebros
al pie del muro.

Dios me escucha
en las tinieblas de la lluvia
y en los caminos
de amargas hierbas y relucientes piedras
sobre las calaveras de la noche
que de pavor se estrellan
en mis sueños.

Dios me escucha
en cada recodo del mundo.

3.

El bruñido hierro de la luna
te matará y la rígida garra
de un pájaro gigantesco
al que en invierno
le has confiado tu tristeza.

El bosque enrollará sus huesos
en desasosiego
y te derribará
el viento
que sopla desde
el escondite blanco
de los corzos enfermos.

El sol enterrará
su herida tras los tallos moribundos
y en tus labios fuego
llamas para las flores sonrientes
de la muerte.


4.

Coral

Qué quiere el día de mí
y me hace preguntas, cien mil preguntas
y me exhibe nombres
y hurgan mi estupidez con su llanto…

Qué quiere el día de mí
y me clava a corpulentos árboles
y me restriega su sangre en los rabillos de los ojos,
así que de la sangre no veo más el paisaje, nada…

Qué quiere el día de mí,
clava estacas en mi carne y me manda cantar…


5.

En un Tapiz de Agua


En un tapiz de agua
bordo mis días,
mis dioses y mis enfermedades.

En un tapiz de verde
bordo mis rojos sufrimientos,
mis azules mañanas,
mis aldeas amarillas, mis panes de miel.

En un  tapiz de tierra
bordo mi condición efímera,
allí bordo mi noche
y mi hambre,
mi tristeza
y el navío de guerra de mi desesperación,
que navega en mil mares,
en las aguas del desasosiego,
en las aguas de la inmortalidad.


6.

No muchos mueren
por una casa
en el desierto
o por un árbol seco.

No muchos mueren
por ceniza
que fue fuego,
por el vino
de un rey derrocado
o para festejar
a un mariscal de campo
de incendiados sembradíos.

No muchos mueren
por otro
cuando las semillas revientan
y cuando en la primavera
los pájaros y la muerte
ensombrecen el cielo claro.

No,
no muchos.


7.

La Noche


La noche tiembla ante la ventana,
quiere atravesar mi corazón
y gritar los nombres que he profanado.
Oh, esos nombres que están grabados en las cruces
Y mancillan mi jornada.

Sé que me levantaré y destruiré mi lecho
y con el lecho los sueños que crecieron con mi cabello
durante setenta años.

Me levantaré y declamaré mis versos
a los mendigos que viven del abandono
en las calles de los comercios.
en las calles donde las mujeres engañan su carne
para un día de la feria anual.

Esas calles construidas con el trigo de mi padre
y con la pobreza de mi madre
que se cortó un brazo con una guadaña
y se veía como el mismo sol.

Oh, la noche que atraviesa mi corazón
con todos los que he profanado…




Bio. Thomas Bernhard nació en Heerlen (Países Bajos), el 10 de febrero de 1931 como hijo ilegítimo o natural de Herta Bernhard (1904-1950) y el carpintero Alois Zuckerstätter (1905-1940); quedó marcado por una infancia de grandes carencias económicas, afectivas y corporales (fue un enfermo crónico durante casi toda su vida). Murió el 12 de febrero de 1989, en Austria, dejando tras de sí una obra considerable que incluye 19 novelas, 17 obras teatrales y otros tantos libros breves o autobiográficos.

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