Ricardo Espinosa Pedraza (Poema de Amistad Rota)
Yo sí sabía,
lo veía venir
desde hace tiempo
el lento pero imparable
paso de la herrumbre
y la fatiga
de los metales
que afectó esta amistad
(que se decía tan sólida)
desde los cimientos
lo presentía en las miradas
de soslayo en las que
inevitable asomaba
la carga
del disgusto
mal disimulado
en los comentarios
matizados con
estudiada mordacidad
de la que inflige
heridas leves
imperceptiblemente
constantes
pero precisas,
en el alma
hasta trozar
la carne,
los músculos,
el amor propio,
la confianza...
en los gestos
tan desprovistos
de afecto
que celebraban
con desgana
las anécdotas
de tiempos
más afortunados
y en la sombra
el recelo
la rabia
los rencores
acumulados
sin fecha
de vencimiento
Yo sí sabía
lo veía venir
desde hace tiempo
lo que sucede
es que a
estas alturas
con la reserva
vital ya
muy
menguada,
no me
lo esperaba
tan sencillo
como
llega toda tu soledad
un día cualquiera
sin anunciarse,
a tocarte la puerta
y las pelotas
de cualquier manera
siempre voy
a conservar
en la memoria
como un remedio
contra el arrepentimiento,
su expresión de odio
y su maduro
y tan certero
sentido
de la intolerancia
tan recientemente
adquirido
con la vejez
las abundantes
rentas
y las babas...
lo veía venir
desde hace tiempo
el lento pero imparable
paso de la herrumbre
y la fatiga
de los metales
que afectó esta amistad
(que se decía tan sólida)
desde los cimientos
lo presentía en las miradas
de soslayo en las que
inevitable asomaba
la carga
del disgusto
mal disimulado
en los comentarios
matizados con
estudiada mordacidad
de la que inflige
heridas leves
imperceptiblemente
constantes
pero precisas,
en el alma
hasta trozar
la carne,
los músculos,
el amor propio,
la confianza...
en los gestos
tan desprovistos
de afecto
que celebraban
con desgana
las anécdotas
de tiempos
más afortunados
y en la sombra
el recelo
la rabia
los rencores
acumulados
sin fecha
de vencimiento
Yo sí sabía
lo veía venir
desde hace tiempo
lo que sucede
es que a
estas alturas
con la reserva
vital ya
muy
menguada,
no me
lo esperaba
tan sencillo
como
llega toda tu soledad
un día cualquiera
sin anunciarse,
a tocarte la puerta
y las pelotas
de cualquier manera
siempre voy
a conservar
en la memoria
como un remedio
contra el arrepentimiento,
su expresión de odio
y su maduro
y tan certero
sentido
de la intolerancia
tan recientemente
adquirido
con la vejez
las abundantes
rentas
y las babas...