Ricardo Espinosa Pedraza (Escrito para ti, en tu Nombre)
No es que
el tiempo lo cure todo
Pero puede
ayudar
Yo no supe
cómo tratarte
No dio
para más
(Manolo García)
¿De cuándo acá
me atrevo
a escribirte
unas mínimas
tardías e inconvenientes
palabras
Paulina Isabel?
Yo que apagué
tu sonrisa
y te la amargué
las pocas noches
que te duró
mi pena
Más que el
corazón abandonado
pudo el apellido
Todo capítulo concluído
entre los dos
todo bien...
Pero un día
cualquiera
de cuando en vez
a pesar de nada
recuerdo tu alma
libre y feliz
la ternura intensa
mal disimulada
tras el mohín
altivo de tu rostro
o en la serena distancia
de tus profundos suspiros
cálida y lenta
como lento
el intenso acontecer
de tus caricias
me acuerdo de todo
todo lo revivo
y la piel cansada
me transpira
déjame decirte
¿De cuándo acá
Paulina Isabel
oso siquiera
pensar en tu piel
suave y delicada?
y me atrevo a
repetir tu nombre
un par de
noches al año
extrañando las tardes
en el estudio
de tu casa
tú brillando
y yo mirándote brillar
tus labios dulces
y tus pechos en flor
palpitando
bajo mi pulso
afortunado
¿De cuándo acá
me tomo el atrevimiento
de evocarte
en aquella temporada
mágica y tranquila?
Por aquél entonces
reías y reías
bailabas sin que
tus plantas
rozaran el piso
tarareando las
melodías de moda
con tu voz más
sensual
y tus ojos
de miel y milagro
Mientras la vida
va pasando y pasando
con sus máscaras cansadas
rememoro nuestras
horas juntos
un par de veces al año
como ya lo mencioné
entro a hurtadillas en mi
incontaminada esencia
y le robo un puñado
de recuerdos
hasta el alba temprana
que me aborda
en el instante preciso
en que todas mis verdades
confesionales
(muy arrepentidas)
se manifiestan
en silencio
¿Cómo me atrevo a recordarte
Paulina Isabel
cuando mis años
se han marchado
abandonándome
en cualquier
extraviada estación
del mundo
de las que no aparecen
en los mapas
para turistas?
Más allá
de nuestros
antiguos rencores
y mentirosos silencios
sobreviven aún
algunos instantes de gracia
que son sólo nuestros
de aquellos irrepetibles
que no me arrugan el alma
sino que la hacen sonreír
Por eso me atrevo
nada más que por eso